"Se trata de una de las circunstancias más complejas para un intérprete al abandonar las expectativas de un producto acabado por un continuo vívido de caos a ordenar siempre de un nuevo modo, en una constante actualización de las formas; aprendiendo a respirar a cada instante. Todo es cuerpo y a su través se revela y rebela el movimiento. Es entrega a la singularidad de las imágenes, descubriéndolas de cada vez en una realidad sostenida por artista y espectador en un ejercicio de encarnar la obra a medida que esta sucede, un tipo de investigación que se encuentra en los rigores de la improvisación escénica y que comunica un enorme respeto por los contenidos puestos en juego y por los participantes: nosotros, los espectadores; teniéndonos en consideración en la articulación de las calidades del movimiento, habitándolo entre todos.